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El arte de reparar

Es momento de arreglar, restaurar y recuperar, sigamos el ejemplo de la filosofía japonesa Kintsugi.

Repara tus cosas y dales una nueva vida, hazlos piezas únicas como lo hace la centenaria técnica japonesa, Kintsugi, que pega artísticamente la cerámica rota porque respeta el valor de las cosas  y lo hace además destacando sus grietas sin esconderlas.

Por. Andrea Benkö

En un mundo cada vez más consumista y desesperado por adquirir y comprar todo lo nuevo que se nos ofrece, pocas veces nos damos el tiempo de reparar los objetos que se han dañado y  volverlos a la vida útil, como el arte Kintsugi, antigua tradición que ha logrado ser parte de la cultura japonesa que destaca, entre sus tantas sabias creencias y costumbres, de no desechar tan fácilmente algo cuando se quiebra, al contrario, le da una segunda oportunidad porque reconoce el valor que tienen sí mismas y el valor sentimental que les hemos dado.

Esta idea de reparar objetos nace en Japón con el nombre de Kintsugi, que se transformó en toda una filosofía de vida. Nace del minucioso  arte de pegar la cerámica rota, creando un objeto único, distinto y con más valor, porque al pegar estas piezas de porcelana quebradas se crean nuevos objetos, respetando su imperfección, su pasado y su nuevo futuro. 

Kintsugi, es un arte que se remonta al siglo XIV que enfatiza la historia de los objetos, sus fracturas y roturas en vez de esconderlas, con la idea de darle a esa pieza reparada, una nueva vida. Para lograr esto, utiliza en la técnica del pegado, una laca con polvo de oro o plata para las grietas, formando como unas costuras o dibujos que brillan sobre las marcas de quiebre, dándole  una nueva apariencia. 

Un maravilloso arte que puedes usar como ejemplo para manifestarlo en tu vida, con otros objetos, con otros métodos y con otras ideas, pero manteniendo viva siempre la esencia de restaurar y no de desechar. La creatividad no tiene límites y a veces con estas filosofías se logran grandes resultados.

Comienza reparando algo tuyo, que este guardado por ahí, escondido en un cajón o en tú bodega y transfórmalo en uno nuevo, enfatizando quizás sus fracturas, pero con el toque de una pieza restaurada. Puedes encontrarlo también en esas ventas de segunda mano que abundan en las redes sociales o en algún mercado de fin de semana como ferias de las pulgas o de garaje donde hay miles de objetos de todo tipo y de todas las décadas. La idea es crear y reciclar.

Con este modelo de pensamiento de reparar, artistas y artesanos contemporáneos  de todo el mundo usan esta idea con distintos métodos, técnicas y estilos con los giros creativos más increíbles y propios de cada uno en reparar y reformar, reemplazando la laca selladora por lienzos, telas y papel, pero siempre ajustándose a lo estéticamente aceptado y agradable, ya que este trabajo debe ser realizado con gran sutileza. 

Artistas que realizan este arte hay muchos, la destacada artista ceramista japonesa, Tomomi Kamoshita, el mes pasado expuso sus obras de arte moderno Kintsugi en Londres, en el Estudio Pantechnicon, donde mostró como a este arte de tantos siglos de antigüedad se le pueden incorporar nuevas técnicas y otros materiales para unir los fragmentos rotos logrando toda una genialidad en su creación.  Ella, en esta exposición, al igual que las que ha realizado en Estados Unidos o en la India, siempre logra traspasar a sus visitantes, de tan distintos orígenes, ese sentido de reparar.

Tomomi Kamoshita
Tomomi Kamoshita

El Kintsugi es una filosofía porque entiende la vida de un objeto con sus quiebres como parte de su historia que es similar a la vida misma de cada uno de nosotros, con trayectoria, historia y errores pero sin ocultarlos.  Así, como somos capaces de reparar objetos, podemos arreglar y mejorar  nuestra vida, creando una mejor a la anterior, por supuesto que con sus marcas, huellas, errores y equivocaciones. 

Pongámonos como meta, para el año que viene, el de reparar una amistad olvidada, arreglar situaciones, remediar heridas y recuperar relaciones. Porque  esta reparación no pretende pasar desapercibida, sino al contrario, se trata de  destacar la belleza de las cicatrices que nos han hecho crecer y que el año que viene disfrutes de esa nueva vida, la que tú decidiste darles y darte.

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